Convento de las Dominicas
Introducción
Fundado en el último tercio del siglo XVI y edificado sobre solares de casas moriscas, el convento de la Madre de Dios, se sitúa al final del paseo del Santo Cristo en el este de Huéscar.
En el siglo XVII la ciudad quedaba marcada en sus extremos por los grandes edificios conventuales: al norte, los dominicos; al este, las dominicas; al oeste, los franciscanos.
El convento de las monjas dominicas se crea gracias a la donación de doña María de Chinchilla y se configura como la unión de distintos edificios. En la construcción, predomina la sencillez, siendo de especial relevancia su patio mudéjar que aún conserva la esencia del convento.
Convento de las Dominicas
Orígenes
Desde el año 1570 existe constancia de la intención de construir un convento femenino de dominicas. Será en el año 1612 cuando se procede a la fundación de las monjas dominicas de Huéscar, gracias a la donación económica de María Chinchilla, viuda del caballerizo del emperador Carlos V y a la adquisición de algunas casas colindantes a la ermita y hospital de la Madre de Dios.
Es este mismo año cuando comienzan a llegar las primeras religiosas procedentes del monasterio dominicano de Nuestra Señora de Alta Gracia, en Ciudad Real. La existencia de este edificio posibilitó la celebración de los actos litúrgicos hasta que finalizó la construcción de la iglesia.
Convento de las Dominicas
Arquitectura
A la iglesia se accede desde la calle de Barroeta sin necesidad de entrar al convento. Durante varios siglos y hasta el siglo XX, debió tener una torre.
Cuenta con dos patios, uno el del aljibe o de las flores, que es un espacio ajardinado de distribución de las principales estancias y el otro, el mudéjar, es un patio peristilo de tres plantas sujetado por pilares de ladrillo, posee una balaustrada de madera y una fuente renacentista de mármol blanco, gemela a la pila bautismal que se encuentra en Santa María.
Una parte fundamental del convento era el huerto con olivos, almendros y parrales regados por medio de un sistema de acequias conectadas con un estanque.
Convento de las Dominicas
Avatares
El buen funcionamiento del convento se vio favorecido por las numerosas donaciones que la sociedad oscense hacía, no solo de dinero sino también de tierras y edificios. Esto hizo que las religiosas tuvieran una buena situación económica hasta principios del siglo XIX.
También fueron propietarias de dos mesones, que existían en el SXVI en Huéscar. El “Mesón de las Monjas” al igual que otras propiedades estaba arrendado con el fin de garantizar una fuente regular de ingresos.
A lo largo de los siglos, el convento, sufrió avatares como el incendio en 1614, la desamortización de bienes y la guerra civil que asoló su iglesia, aunque logró subsistir con su comunidad, convertido en hospital. En 2019 cerró finalmente sus puertas.
Convento de las Dominicas
Vivencias
La vida de las monjas de clausura quedó reflejada en escritos como este:
“Hace más de cuatro siglos que la comunidad de religiosas de la orden de Santo Domingo está entre nosotros. Separadas del mundo por las tapias venerables de un convento centenario han sido siempre un referente de la religiosidad del pueblo oscense.
Para nosotros, oscenses de hoy, las madres dominicas son como siluetas familiares que salen algunas veces de un recinto misterioso al que pocos han podido acceder. Se sabe quiénes son, pero se ignora cómo viven, cómo rezan, cómo es el convento por dentro, cuál ha sido su historia”.
Gonzalo Pulido Castillo. Miembro del Centro de Estudios “Pedro Suárez” de Guadix.
Convento de las Dominicas
Introducción
Fundado en el último tercio del siglo XVI y edificado sobre solares de casas moriscas, el convento de la Madre de Dios, se sitúa al final del paseo del Santo Cristo en el este de Huéscar.
En el siglo XVII la ciudad quedaba marcada en sus extremos por los grandes edificios conventuales: al norte, los dominicos; al este, las dominicas; al oeste, los franciscanos.
El convento de las monjas dominicas se crea gracias a la donación de doña María de Chinchilla y se configura como la unión de distintos edificios. En la construcción, predomina la sencillez, siendo de especial relevancia su patio mudéjar que aún conserva la esencia del convento.
Convento de las Dominicas
Orígenes
Desde el año 1570 existe constancia de la intención de construir un convento femenino de dominicas. Será en el año 1612 cuando se procede a la fundación de las monjas dominicas de Huéscar, gracias a la donación económica de María Chinchilla, viuda del caballerizo del emperador Carlos V y a la adquisición de algunas casas colindantes a la ermita y hospital de la Madre de Dios.
Es este mismo año cuando comienzan a llegar las primeras religiosas procedentes del monasterio dominicano de Nuestra Señora de Alta Gracia, en Ciudad Real. La existencia de este edificio posibilitó la celebración de los actos litúrgicos hasta que finalizó la construcción de la iglesia.
Convento de las Dominicas
Arquitectura
A la iglesia se accede desde la calle de Barroeta sin necesidad de entrar al convento. Durante varios siglos y hasta el siglo XX, debió tener una torre.
Cuenta con dos patios, uno el del aljibe o de las flores, que es un espacio ajardinado de distribución de las principales estancias y el otro, el mudéjar, es un patio peristilo de tres plantas sujetado por pilares de ladrillo, posee una balaustrada de madera y una fuente renacentista de mármol blanco, gemela a la pila bautismal que se encuentra en Santa María.
Una parte fundamental del convento era el huerto con olivos, almendros y parrales regados por medio de un sistema de acequias conectadas con un estanque.
Convento de las Dominicas
Avatares
El buen funcionamiento del convento se vio favorecido por las numerosas donaciones que la sociedad oscense hacía, no solo de dinero sino también de tierras y edificios. Esto hizo que las religiosas tuvieran una buena situación económica hasta principios del siglo XIX.
También fueron propietarias de dos mesones, que existían en el SXVI en Huéscar. El “Mesón de las Monjas” al igual que otras propiedades estaba arrendado con el fin de garantizar una fuente regular de ingresos.
A lo largo de los siglos, el convento, sufrió avatares como el incendio en 1614, la desamortización de bienes y la guerra civil que asoló su iglesia, aunque logró subsistir con su comunidad, convertido en hospital. En 2019 cerró finalmente sus puertas.
Convento de las Dominicas
Vivencias
La vida de las monjas de clausura quedó reflejada en escritos como este:
“Hace más de cuatro siglos que la comunidad de religiosas de la orden de Santo Domingo está entre nosotros. Separadas del mundo por las tapias venerables de un convento centenario han sido siempre un referente de la religiosidad del pueblo oscense.
Para nosotros, oscenses de hoy, las madres dominicas son como siluetas familiares que salen algunas veces de un recinto misterioso al que pocos han podido acceder. Se sabe quiénes son, pero se ignora cómo viven, cómo rezan, cómo es el convento por dentro, cuál ha sido su historia”.
Gonzalo Pulido Castillo. Miembro del Centro de Estudios “Pedro Suárez” de Guadix.